Si has venido para ver más publicidad… este no es el lugar. Este espacio lo guardamos para nuestras cosas, aquí jugamos con el texto, la imagen o ambas. Aquí vas a encontrar inquietudes personales, experimentos que no necesitan vender nada o que se venden sin problema. Bueno, la verdad es que sirven para vendernos un poco a nosotros pero… si no le ponemos un poco de marketing y marca personal a todo esto ¿qué sentido tiene?

MIDJOURNEY & OTRAS PRUEBAS...

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TEXTOS Y OTRAS MOVIDAS...

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Defensa sobre el uso del calzoncillo.

Los calzoncillos se usan hasta su degradación más absurda y absoluta por una sencilla razón: no debe existir cariño alguno sobre esta prenda. Su sola existencia en el universo del armario debe justificarse por su funcionalidad pragmática. Existe por y para evitar el roce constante del culo con el jean y/o eludir a toda costa el penoso hecho de mojarse el pantalón de gimnasia (o chandal según el uso del español en el viejo continente) con las sutiles gotitas que suelen salir después de la famosa “sacudida”.

Esta practica, que suele ejecutarse con poca energía y de forma errática, debe su culpa al mayor mal que ataca a esta sociedad, perdida en el scrolldown: la ansiedad. Querer hacer pis a toda prisa en un baño público, apurado por la situación penosa de tener que estar desnudo al lado de desconocidos, es más que suficiente para que la ansiedad haga estragos.

Y aún no mencionamos el tema de los pedos. El calzoncillo es el héroe anónimo que se posiciona en primera línea para frenar cualquier ataque colateral que una expulsión de metano pueda ocasionar en nuestros pantalones. De ahí viene la aceptación de la famosa “palometa”. Definitivamente no debemos considerarla como signo de vergüenza, sino más bien de supervivencia.

¿Y en verano? Con el calor que hace en Buenos Aires, ¿por qué no podemos permitirnos los estratégicos agujeros que ventilan los huevos? Además, justo en el área donde suelen aparecer, no existe roce alguno. Si los huevos están libres, celebramos todos.

Uno nunca debe tener más de 8 o 9. Confieso que no suelo comprar los Calvin Klein de la publicidad del cocinero ni mucho menos. Opto por los básicos de Zara. Total, los huevos no discriminan la cantidad de hilos que pueda tener o no un calzoncillo. Eso lo dejo para los finos y eruditos.

¿Y los bóxers? ¿El INDEC los menciona? Desgraciadamente no. Los deja afuera como a la trikini y la zunga. Lamentablemente, todo esto me hace reflexionar que... a pesar de cambios de gobierno y estilos económicos, el INDEC sigue mintiendo, o algo peor, nunca tuvo los calzoncillos bien puestos.

— calzoncillo´s lover.

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